Como su nombre indica, las puertas cortafuego - también conocidas como puertas RF - son puertas que se instalan para evitar la propagación de incendios y facilitar la evacuación inmediata de todas las personas afectadas por el fuego. Para facilitar su trabajo, deben estar colocadas en las vías de escape del edificio, lo que permitirá a las víctimas del incendio salir cuanto antes del edificio. Son unas puertas con capacidad de aislamiento térmico, y conservarán su posición a pesar de la dilatación fruto de la subida de la temperatura causada por el fuego.
De hecho, esa dilatación es la clave. El calor hace que las puertas se encajen contra el marco, lo que nos ofrece una doble barrera contra el incendio: por una parte tenemos el propio material aislante del que está hecha la puerta, y por otra parte nos encontramos con la firme juntura del marco. Hay varios tipos de puerta cortafuegos, con cristal o sin, enrollables, desplegables, más o menos resistentes... y lo único que tenemos que hacer es elegir la que mejor se adapte a nuestro edificio o al presupuesto con el que contamos. La actividad del edificio también influye.
Mantenimiento y reparación de puertas cortafuegos
Nos encontramos con una normativa muy estricta en lo referente a las puertas cortafuegos, así que tendremos que prestar atención especial a este aspecto. Por ejemplo, la ley señala que una puerta cortafuegos de un edificio residencial para 200 personas debe pasar la inspección de mantenimiento cada 6 meses, pero si tenemos un edificio para 500 residentes la revisión será cada 3 meses. Y así sucesivamente.
Tenemos que hacer las inspecciones de mantenimiento conforme a la ley, ya que el objetivo es asegurarnos de que la puerta está en las condiciones adecuadas para su uso en caso de incendio. Así, la revisión nos asegura que no hay elementos (cadenas, candados u otros obstáculos) que impidan su apertura en caso de emergencia, comprobamos que hoja y marco no presentan daños como corrosión o descuelgues que le resten efectividad, vemos que las bisagras están fijas y engrasadas o comprobamos que las fuerzas de desbloqueo y giro son adecuadas. Así, todo el mundo podrá abrir la puerta y huir sin problemas, incluso aquellos físicamente más débiles.
Todas las puertas cortafuego deben superar un test para comprobar que, en caso de incendio, sigue anclada bloqueando el paso de humos y llamas, además de aislar térmicamente. Por eso, en caso de detectarse cualquier problema en la revisión es imprescindible llevar a cabo la reparación de puertas cortafuegos para devolverla a su estado inicial, asegurándonos de que recupera todas sus propiedades. Sin mantenimiento ni reparaciones no podemos garantizar que funcionen correctamente.
Como ves, las puertas cortafuego son un elemento imprescindible para garantizar la seguridad en caso de incendio en museos o salas de exposiciones, pero también las podemos instalar en edificios de viviendas, centros comerciales, oficinas, etc. En caso de fuego, evitaremos la propagación de las llamas y reduciremos los daños que provoca. Eso sí, hay que tener en cuenta que si no cumplimos con el mantenimiento de puertas cortafuego y hacemos las reparaciones correspondientes si están dañadas, serán menos efectivas.